Millones de toneladas de plástico acaban en vertederos y océanos, mientras los políticos siguen promoviendo el reciclaje como solución.

El reciclaje de plásticos ha sido vendido como la clave para reducir la contaminación y frenar el impacto ambiental de este material. Pero la realidad es muy distinta. A nivel mundial, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estima que solo el 9% de los plásticos producidos en el mundo han sido reciclados con éxito, según la OCDE. Mientras tanto, el 19% se incinera y el 72% restante termina en vertederos o en el medio ambiente.

Los datos dejan en evidencia una realidad incómoda: el reciclaje es solo un parche en un sistema basado en la producción masiva de envases de un solo uso. Y lo peor es que muchos de estos plásticos no están diseñados para ser reciclados.

El mito del plástico reciclable

Uno de los mayores obstáculos para un reciclaje eficiente es la diversidad de polímeros plásticos. Algunos, como el PET utilizado en botellas, pueden reciclarse con relativa facilidad. Pero muchos otros contienen aditivos químicos que los hacen prácticamente irreciclables.

Según la Agencia Europea del Medio Ambiente, el 99% de los plásticos provienen de fuentes fósiles y su producción ha crecido exponencialmente desde los años 50. Actualmente, el 40% del plástico se destina a embalajes, mientras que el resto se usa en construcción, automoción y textiles.

La mayoría de los plásticos no están diseñados para ser reciclados. Mientras que los termoestables no pueden fundirse de nuevo, los termoplásticos, como el PET y el polietileno, sí son reprocesables. Sin embargo, el uso de aditivos químicos para mejorar sus propiedades dificulta su reciclaje y puede generar residuos tóxicos, lo que limita su reutilización en productos como envases alimentarios.

La situación se agrava con los plásticos multicapa y mezclados, como los envases flexibles que combinan polietileno con aluminio o PVC. Estos materiales son imposibles de separar en sus componentes originales, lo que los vuelve irreciclables en la práctica.

Además, el plástico reciclado pierde calidad en cada ciclo. Esto significa que rara vez se reutiliza para fabricar nuevos envases, si no que se degrada en productos de menor valor, como textiles o materiales de construcción.

Exportar el problema: la trampa de la basura plástica

Durante décadas, los países desarrollados han disfrazado su gestión de residuos exportando toneladas de desechos plásticos a naciones en desarrollo, especialmente en el sudeste asiático. Un informe de la Comisión Europea revela que muchos de estos residuos terminan en vertederos ilegales, quemados al aire libre o vertidos en el océano, generando graves impactos ambientales y en la salud pública.

Para frenar esta práctica, la UE implementó en 2021 normas más estrictas sobre los traslados de residuos plásticos. A partir de noviembre de 2026, estará completamente prohibida la exportación de residuos plásticos a países no pertenecientes a la OCDE. Y desde 2027, los exportadores deberán demostrar que sus residuos son gestionados de manera sostenible antes de enviarlos a otros países (Reglamento UE 2024/1157).

Dentro de la UE, también se endurecerán las normas. Los traslados de residuos plásticos solo estarán permitidos bajo condiciones excepcionales, con un sistema digitalizado de registro para garantizar la transparencia y evitar fraudes.

España: reciclaje insuficiente y sobreproducción de plásticos

En España, la generación de residuos plásticos sigue en aumento. En 2023, cada ciudadano generó 465 kilos de basura, de los cuales solo un 48% fue reciclado, mientras que el 25,2% se incineró y el 22,5% acabó en vertederos según datos de Eurostat.

España ha implementado diversas medidas, como la Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular, que busca reducir los plásticos de un solo uso y promover el ecodiseño. Sin embargo, el verdadero problema sigue siendo la sobreproducción de envases plásticos, una tendencia que no ha disminuido significativamente.

¿La solución? No es el reciclaje, es la reducción

El reciclaje de plásticos, tal como se plantea hoy, no es la solución. No solo es ineficiente, sino que ha servido como excusa para seguir produciendo plásticos de manera descontrolada. Los expertos coinciden en que la única solución realista pasa por:

• Prohibir los plásticos de un solo uso, regulando la producción de envases innecesarios y fomentando alternativas biodegradables.

• Implementar una economía circular real, que incentive el ecodiseño para que los productos sean reutilizables y reciclables sin perder calidad.

• Responsabilidad ampliada del productor (RAP), obligando a las empresas a asumir los costos de la gestión de sus residuos.

• Inversión en tecnologías de reciclaje avanzado, para desarrollar métodos que permitan reutilizar plásticos sin degradación.

Mientras la producción masiva de plásticos siga en aumento, cualquier esfuerzo individual será insuficiente. No es el consumidor quien debe cargar con la culpa, sino la industria y los gobiernos que han permitido que este modelo continúe.

Más contenedores amarillos no van a resolver la crisis del plástico. Se necesita un cambio estructural en la forma en que producimos y consumimos. Hasta que eso ocurra, el reciclaje seguirá siendo un espejismo verde, diseñado para hacernos creer que todo está bajo control.

Tomado de: www.libertaddigital.com